Entre el 23 de julio y el 5 de setiembre se perpetraron mil quince atentados, 24 por día, uno cada hora, con un saldo de más de 10 muertos, más de 117 heridos, aparte del gigantesco daño económico y me pregunto ¿Quiénes financian esta actividad terrorista?” Carlos Altamirano Discurso en el Estadio Chile, el 9 de setiembre de 1973.

La noche del 21 de agosto 1973, la casa de la familia Padin Villegas, magallánicos avecindados en Santiago voló en mil pedazos producto de una bomba de amón gelatina puesta por el Comando Rolando Matus del Partido Nacional. Uno de los hechores fue reconocido por un adolescente hijo de un detective que vivía en la casa del frente; 20 días después era el golpe de Estado por tanto ni pensar en investigación.

El comisario de investigaciones que llegó al siniestro contó que esa noche se habían producido 38 atentados en contra de instituciones o personas de la UP. La hija del matrimonio cuenta “Nos estábamos quedando dormidos, escuché gritar a mi mamá: “Nos tiraron una bomba”. Después un estruendo, mientras sentía que se caían los vidrios y las puertas de los closets y los tabiques sobre nosotros. Sentía un silbido en los oídos. Mamá estaba bajo los escombros, tenía el cuerpo chorreando en sangre, con trozos de vidrios incrustados en todo el cuerpo. Después no supe más, tengo mucha dificultad para recordar esa época.”

La principal afectada Hilda Villegas Pérez, magallánica y socialista era vicepresidenta de Junta de Abastecimiento y Precios JAP n°39 de Macul, organismo creado para combatir el desabastecimiento y mercado negro creado por la derecha. Esa noche fue trasladadaa la Posta de Urgencias de Ñuñoa. Tiene heridas en todo el cuerpo, cabeza y graves en las piernas además de rotura de tímpanos. Al ingresar el médico asombrado le pregunta que pasó y ella “una bomba en mi casa” ósea, dice el médico, estará metida en política, con su humor característico le dice “no juego futbol”.

Han pasado 2 días y su estado no mejora y no permiten que los familiares la visiten. ¿La razón? La macabra acción que no había acabado por su vida buscaba ser completada por los médicos de la Posta. Gracias a la información que dio un enfermero a la familia ¡la están matando! fue traslada a una clínica donde constaron que las heridas habían sido saturadas sin limpiar y una septicemia se estaba desarrollando.

Logro finalmente recuperarse aun cuando perdió parte de la audición, pero como dice el dicho que no hay mal que por bien no venga, después del golpe fue varias veces llevada al Cuartel de Investigaciones, pero los interrogatorios no concluían en nada porque los certificados médicos acreditaban que había perdido la audición. Partió al exilio donde falleció en un accidente de auto junto a su esposo Francisco Padin.

Es de vital importancia traer a la memoria el conjunto de circunstancias que desembocan en el atentado a la bomba del 21 de agosto.

Para poner fin al paro patronal de octubre de 1972, se exigió la Ley de Control de Armas, que entrega a las Fuerzas Armadas el control de todo tipo de armas y eso a partir de las denuncias que cualquier persona pudiera hacer. Sin embargo, los militares esperan para proceder a su aplicación hasta mediados de 1973, recién después del frustrado tanquetazo del 29 de junio de 1973 y cuando una cantidad de armas de grueso calibre han “desaparecido” del Blindados n°2, la misma unidad implicada en el intento de golpe. Se empieza a “aplicar la ley”, pero en contra de los trabajadores que ocupaban sus recintos de trabajo. En Punta Arenas, son allanadas en busca de armas, ocho industrias para lo que se emplean doce tanques, vehículos blindados, cañones de diverso calibre, todo ello bajo el mando del General Manuel Torres de la Cruz, Intendente en ese momento fue nombrado por el Gobierno de la UP. En Lanera Austral, el resultado es un obrero muerto, varios heridos y destrucción de las oficinas y de las instalaciones y ningún arma encontrada.

¿Y los civiles el 21 de agosto?

Prosigue la huelga de médicos, y otros profesionales. Se suma a la escalada de paros la Confederación Única de Profesionales de Chile (CUPROCH), la CUT (Central Única de Trabajadores) de Santiago, dominada por el Partido Demócrata Cristiano propiciando paros en el sector privado y público y simultáneamente, comienza un paro de 48 horas decretado por la Confederación del Comercio Detallista, controlado en buena parte por la Democracia Cristiana.

Hacia el mediodía del día 21, una columna de militantes del Partido Nacional (PN), provoca un enfrentamiento a balazos en las inmediaciones del Congreso, con militantes del Partido Comunista con un saldo de 12 heridos. Incidentes similares se producen en Chillán y Concepción y atentados contra vías ferroviarias en Talca, Rancagua y San Antonio.

Desde los balcones de La Moneda, el Presidente Allende, denuncia como la peor de las provocaciones la ocurrida durante la noche, «Un grupo de señoras que se dicen esposas de oficiales de las Fuerzas Armadas promovió incidentes esta tarde frente a la residencia del ministro de Defensa, general Carlos Prats, al que llevaron una carta pidiéndole que renuncie». Prats se enfrenta ante una disyuntiva: dar de baja a esos oficiales, lo que implicaría un pretexto para el golpe, o pedir él mismo su retiro como Comandante en jefe. Prats deja la resolución en manos de Allende, planteando no querer contribuir a la «división» del Ejército. Allende rechaza su dimisión.

22 de agosto de 1973 La Cámara de Diputados, por 81 votos a favor y 47 en contra, respalda un acuerdo entre Nacionales y Democratacristianos, mediante el cual sostiene en el punto 5° «… es un hecho que el actual Gobierno de la República, desde sus inicios, se ha ido empeñando en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado y lograr de ese modo la instauración de un sistema totalitario absolutamente opuesto al sistema democrático representativo que la Constitución establece».

El diputado socialista Víctor Barberis da en el clavo cuando airadamente acusa: «Se trata de otorgar a los militares facciosos el pretexto legal para el golpe, porque si el Congreso levanta una sombra de ilegitimidad sobre el Gobierno, los facciosos ya no se sentirán tales, sino constitucionalistas».

Eduardo Frei, declara «el problema no está en que unos quieran el respeto a la Constitución y otros el golpe. El problema está en que ningún país del mundo ha podido resistir una destrucción económica semejante sin que su estabilidad se vea amenazada». Igual sostendrá el golpe de Estado.

Como corolario la CUT Nacional instruye a las bases obreras a mantenerse en máximo estado de alerta «Se prepara el ambiente para una asonada golpista de consecuencias imprevisibles». El presidente de la CUT, Luis Figueroa -advierte «Si en un momento dado, de acuerdo con las circunstancias, es necesario plantearse la ocupación de fábricas y servicios, esa acción no implica la paralización de la producción sino el reforzamiento de las medidas de control de cada empresa por parte de los trabajadores».

El 22 de agosto de 1973, las cartas ya están echadas… pero si la memoria familiar no se ha borrado tampoco se ha borrado la memoria colectiva: cuenta un actual ocupante de la casa: anduvo por aquí un cabro de la población 23 de enero que queda detrás de la casa, venía cojeando contó que se había metido a “trabajar” a una casa, lo pillaron y lo llevaron detenido, así que andaba sin “niuno”. Le dije que no se le fuera a ocurrir venir a “trabajar” a mi casa. Me miró y me dijo:

– ¡Cómo se le ocurre, poh, jefe! ¡A esta casa nadie la toca! ¿No ve que está marcá?

– ¿Cómo marcá? le dije

– ¡Sí, poh, jefe! ¡no ve que le tiraron una bomba p’al golpe!”

– ¿Y cómo sabes eso, si tú ni siquiera habías nacido?

– ¡Tshii, too el mundo lo sabe aquí en la población y alguien me lo tiene que haber dicho!…”

Autor: Luis Cruz

yerno del matrimonio Padin-Villegas

dueños de casa siniestrada por grupo de ultraderecha el 21 de agosto de 1973