Ruta de la Memoria con Equipo Memorial Paine

Al recorrer -junto al equipo de trabajo del Memorial Paine-, algunos de los lugares y localidades significativos del proceso de Reforma Agraria, represión y violación a los derechos humanos en ese lugar, nuevas y antiguas emociones y reflexiones aparecieron, acompañadas –en el recuerdo- por los relatos de las mujeres de la Agrupación que escuchamos hace un tiempo.

El viaje hacia Collipeumo confirma una vez más que de azarosa la represión y violación a los derechos humanos parece tener poco, lo que se expresa en el lugar recóndito y distante seleccionado para la ejecución de cinco campesinos, uno de ellos sobreviviente. Lo mismo acontece en el Cerro Redondo, en la cuesta de Chada, donde 14 campesinos de la Viña El Escorial fueron ejecutados. Ambos lugares han sido señalizados gracias al trabajo silencioso del único sobreviviente de Collipeumo: Alejandro Bustos. Las rocas y cruces con nombres de los campesinos ejecutados impresionan y emocionan, por los hechos que rememoran y por la forma privada y silente de construcción de estos memoriales.

 

La ruta también nos lleva a reflexionar respecto a la cultura campesina, a la relación con la naturaleza -que acoge y ampara a los campesinos cuando se organizan para las tomas de fundo, cuando se refugian al ser perseguidos-, a las transformaciones sociales vividas en el corto período en que la Reforma Agraria tomó forma. También nos lleva a pensar en la contrarreforma, en la intención de reestablecer el orden social anterior, que finalmente desembocó en la entrada feroz del mercado en el campo, a través de la venta de las tierras y de la aparición del trabajo temporero.

Así, en este reflexivo recorrido, podemos observar que no hay señas de aquella experiencia social y transformadora vivida por los y las campesinas del sector. Se advierte el silencio e invisibilización respecto a la Reforma Agraria y a la capacidad de organización y producción de asentamientos y sindicatos, perdidos en el paso del tiempo en la comuna.

 

 

 

 

 

 

Por ello nos preguntamos ¿qué hacemos o qué podemos hacer para que las experiencias de organización social sean parte del patrimonio local? ¿Cómo integramos en nuestro acervo estas experiencias y aprendizajes colectivos de vida en común? Y nos respondemos… queda mucho trabajo por hacer.

Paine-Santiago, 9 de julio de 2015

Carolina Maillard y Gloria Ochoa

Germina, conocimiento para la acción